21 noviembre, 2017

Encontrar al Divino II

A medida que ésta [la Verdad espiritual] crezca, sentiremos la Luz y la Verdad divinas, la Potencia y la Fuerza divinas, la Pureza y la Paz divinas trabajar en nosotros, hacerse cargo de nuestras acciones y también de nuestra consciencia, utilizándolas para remodelarnos a Imagen del Divino, eliminando las escorias para sustituirlas por oro puro del Espíritu. Sólo cuando la Divina Presencia sea permanente en nosotros y la consciencia se haya transformado tendremos derecho a decir que estamos dispuestos a manifestar al Divino en el plano material. Si erigimos un ideal o un principio mental y lo imponemos al trabajo interior, corremos el riesgo de limitarnos a una realización mental o de impedir e incluso de falsear, por una formación que se detiene a mitad de camino, la verdadera comunión y una total unidad con el Divino y el fluir libre e íntimo de Su voluntad en nuestra vida. El mental moderno está particularmente sujeto a este error de orientación. Es infinitamente preferible abordar al Divino por la Paz, la Luz o la Dicha que produce Su realización que hacer intervenir estos móviles secundarios que pueden distraernos de lo único indispensable. La divinización de la vida material, de la misma forma que la de la vida interior, forma parte de nuestra visión del Plan divino, pero no puede ser llevada a cabo sino mediante un emanar de la realización interior, algo que crece desde el interior hacia afuera, no mediante la realización de un principio mental.
(continuará)
Sri Aurobindo. Cartas sobre el yoga.

11 noviembre, 2017

Libro V: El Libro del Amor. Canto III: Satyavan y Savitri, 401

​[Continúa y finaliza el parlamento de Satyavan comenzado en 400b.]

Aunque del cielo tu belleza parece aliada,
mucho más se regocijarían mis pensamientos sabiendo
que una mortal dulzura sonríe entre tus párpados
y que tu corazón puede latir por unos humanos ojos
y que tu áureo pecho se estremece con una mirada
y que su agitación responde a una voz nacida en la tierra.

Si nuestros afectos afligidos por el tiempo puedes sentir,
si las cosas normales y simples de la tierra te pueden satisfacer,
si tu mirada puede dirigirse contenta hacia el suelo de la tierra,
y esta celestial muestra de deleite,
tu cuerpo dorado, confrontar la fatiga
oprimiendo con su gracia nuestra tierra, al tiempo que
el frágil dulce gusto pasajero de la comida terrestre
te retiene y el saltarín vino de los torrentes,
desciende. Detén tu jornada, quédate con nosotros.

Cercano está el escarpado eremitorio de mi padre
tras esas altas hileras de silenciosos reyes,
amenizado por las voces de coros de multicolor vestimenta
cuyos cantos repiten transcrita en musicales notas
la apasionada inscripción colorida de las ramas
y llenan las horas con su melodioso grito.

Entre el zumbido de bienvenida de las numerosas abejas
entra en nuestro melifluo reino de los bosques;
deja que te conduzca allí a una opulenta vida.

Austera, simple es la rústica vida eremítica;
mas está vestida con las joyas de la tierra.

Corren los vientos salvajes — visitantes entre medio de onduladas cimas,
a través de los calmos días centinelas de paz del cielo
que recostadas en una atmósfera vestida de púrpura
contemplan desde lo alto un rico sigilo y silencio
en cuyo interior salmodian las aposentadas aguas nupciales.

Enormes, susurrantes, multiformes alrededor
altos bosques en los que los dioses han tomado en sus brazos
la hora del hombre, un huésped de sus seculares pompas.

Ataviadas están las mañanas de verde y oro,
sol y sombra tapizan los muros
para hacer una cámara de reposo digna de ti."

Notas:
... de silenciosos reyes: las montañas
…centinelas de paz del cielo: las cimas

01 noviembre, 2017

​Encontrar al Divino I

Encontrar al Divino es en realidad la principal razón de buscar la Verdad espiritual y la vida espiritual; es lo único indispensable y sin ello todo el resto no es nada. Una vez que se encuentra al Divino, hay que manifestarlo, –es decir, en primer lugar transformar nuestra consciencia limitada en la Consciencia divina, vivir en la Paz, la Luz, el Amor, la Fuerza, la Felicidad infinitos, llegar a ser todo eso en nuestra naturaleza esencial y, en consecuencia, ser su receptáculo, su canal, su instrumento en nuestra naturaleza activa. Introducir en la actividad el principio de la unidad en el plano material, o trabajar por la humanidad, es una interpretación mental errónea de la Verdad –esas cosas no pueden ser el principal y verdadero objeto de la búsqueda espiritual. Es preciso que encontremos el Yo, el Divino; sólo entonces podremos conocer cuál es el trabajo que el Yo o el Divino exige de nosotros. Hasta entonces, nuestra vida y nuestra acción no pueden ser sino una ayuda o un medio de encontrar al Divino y no deberían tener ninguna otra razón de ser. A medida que crecemos en la consciencia interior, o a medida que la Verdad espiritual del Divino crece en nosotros, nuestra vida y nuestra acción deben ciertamente dimanar cada vez más de ésta, ser unos con ella. Pero decidir de antemano, según nuestras limitadas concepciones mentales, en qué deban consistir, entorpece el crecimiento en nuestro interior de la Verdad espiritual.
(continuará)
Sri Aurobindo. Cartas sobre el yoga.