15 enero, 2018

​Libro V: El Libro del Amor. Canto III: Satyavan y Savitri, ​403

Continúa y finaliza el parlamento de Satyavan comenzado en 402.

Hijo de ese rey, yo, Satyavan, he vivido
satisfecho, por no conocerte todavía,
en mi muy poblada soledad del espíritu
y en este inmenso murmullo vital que me es familiar,
cuidado por las vastedades, pupilo de la soledad.
 
La gran Naturaleza vino a su hijo recobrado;
reinaba yo en un reino de una especie más noble
que los hombres puedan construir sobre el deslucido suelo de la Materia;
encontré la franqueza de la tierra primal,
disfruté de la intimidad del niño Dios.
 
En las espaciosas tapizadas cámaras de su estado,
libre en su palacio sin límites he morado
mimado por la cálida madre de todos nosotros,
criado en su casa con mis naturales hermanos.
 
Permanecía en el amplio abrazo desnudo del cielo,
las radiantes bendiciones de la luz solar estrechaban mi faz,
el argentino éxtasis de rayos de luna por la noche
besaba mis suaves párpados al dormir. Las mañanas de la Tierra eran mías;
atraído por los quedos murmullos de las horas vestidas de verde
vagabundeaba perdido en los bosques, predispuesto a la voz
de los vientos y de las aguas, compañero de la alegría del sol,
oyente de la palabra universal:
mi espíritu satisfecho en mi interior sabedor
de nuestra divina primogenitura, daba exuberancia a nuestra vida
cuyas más estrechas pertenencias son la tierra y los cielos.

Sentía un suave roce, oía una llamada,
mas no podía abrazar el cuerpo de mi Dios
o tomar entre mis manos los pies de la Madre del Mundo.

Mas tú has llegado y de seguro todo cambiará:
en tus dorados miembros percibiré a la Madre del Mundo
y escucharé su sabiduría en tu sagrada voz
el hijo del Vacío renacerá en Dios,
mi Materia escapará al trance de lo Inconsciente.
Mi cuerpo será libre como mi espíritu.
Escaparé de la Muerte y de la Ignorancia."

02 enero, 2018

​ Encontrar al Divino V

La otra parte de la disciplina atañe a las actividades de la naturaleza, de la mente, del ser-de-vida o vital, del ser psíquico. A este respecto el principio es hacer concordar la naturaleza con la realización interior de manera que uno no quede dividido en dos partes discordantes. Para ello existen diversas disciplinas o procesos posibles. Uno es ofrecer todas las actividades al Divino e invocar la guía interior y la asunción de la propia naturaleza por un Poder más Alto. Si se produce la apertura interior del alma, si el ser psíquico se sitúa al frente, entonces no hay gran dificultad –pues con ella llega una discriminación psíquica, una constante indicación y finalmente una guía que deja al descubierto y, de forma calma y paciente, remueve todas las imperfecciones, aporta los correctos movimientos mentales y vitales y también da una nueva forma a la consciencia física. Otro método es mantenerse distanciando, desapegado de los movimientos de la mente, de la vida, del ser físico, contemplar sus actividades tan sólo como una formación inveterada de la Naturaleza general en el individuo que nos ha sido impuesta por funcionamientos anteriores, no como una parte de nuestro ser real; en la medida en que uno tiene éxito en ello, se vuelve desapegado, ya no ve la mente y sus actividades como suya propia, la vida y sus actividades como suya propia, el cuerpo y sus actividades como suyo propio, uno se vuelve consciente de un Ser íntimo en su interior – mentar interior, vital interior, físico interior –silencioso, calmo, sin ataduras, libre, reflejo del verdadero Ser que permanece encima y del cual puede ser su representante directo; de este silente ser Interior proviene un rechazo hacia todo aquello que debe ser rechazado, una aceptación tan solo de aquello que debe ser conservado y transformado, una Voluntad interior hacia la perfección o una invocación al Poder Divino para hacer en cada momento lo necesario para el cambio de la Naturaleza. Puede también abrir la mente, la vida y el cuerpo a la todavía más íntima entidad psíquica y a su influencia que guía o a su guía directa. En la mayor parte de los casos ambos métodos emergen y trabajan juntos hasta que finalmente se funden en uno solo. Pero uno puede empezar por cualquiera de ellos, aquel que uno sienta más fácil y más natural de seguir.Por último, en todas las dificultades en donde el esfuerzo personal resulta obstaculizado, puede intervenir la ayuda del Maestro y provocar lo que sea conveniente para la realización o para dar el siguiente paso necesario.

Sri Aurobindo. Cartas sobre el yoga.​

En este enlace puede descagarse de forma completa la carta "Encontrar al Divino".