20 marzo, 2018

Libro V: El Libro del Amor. Canto III: Satyavan y Savitri, 406b

Antes mis días eran como los días de los demás hombres:
pensar y actuar lo era todo, vivir y disfrutar;
esta era la anchura y la altura de la mortal esperanza:
mas llegaban atisbos de un yo más profundo
que tras la Vida vive y le hace actuar su escena.

Percibía una verdad que ocultaba su forma a la mente,
una Grandeza trabajando hacia un oculto fin,
y vagamente a través de las formas de la tierra anticipaba
algo que la vida no es y que sin embargo debe ser.

Indagaba yo el Misterio con la linterna del Pensamiento.
Sus destellos
​*​
iluminaban con la palabra abstracta
un terreno a medias visible y recorriéndolo metro a metro
levantaba el mapa de un sistema del Yo y de Dios.

Yo no podía vivir la verdad de la que hablaba y pensaba
​*​
.

Me volví para alcanzar su forma en las cosas visibles,
esperando fijar su norma mediante la mente mortal,
imponía una estrecha estructura de la ley del mundo
sobre la libertad de lo Infinito,
un rígido firme esqueleto de Verdad externa,
un esquema mental de un mecánico Poder.

Esta luz mostraba aún más las oscuridades no buscadas;
hacía el Secreto original más oculto;
no podía analizar su cósmico Velo
o vislumbrar la oculta mano del Hacedor de Maravillas
y seguir la traza del diseño de sus mágicos planes.

Pero ahora el dorado vínculo viene a mí con tus pies
y Su dorado sol ha brillado en mí desde tu rostro.


Notas:
Continúa el parlamento de Satyavan comenzado en 406.
Sus destellos…: de la linterna del Pensamiento.
Yo no podía vivir la verdad de la que hablaba y pensaba: el Pensamiento.